"Esa fábula popular del tonto a quien recogen en la calle borracho como una cuba, lo llevan al palacio del duque, lo lavan y acuestan en el lecho del noble, y, cuando se despierta, es atendido con la misma obsequiosa ceremonia que si se tratase del duque, asegurándole que había perdido el juicio, debe su  popularidad al hecho de que simboliza perfectamente el estado del hombre que, estando en el mundo como una especie de necio, despierta de cuando en cuando, ejercita su razón, y se descubre a sí mismo como un genuino príncipe"


"Todo hombre es su oficiante olvidado"

Pequeños principes

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