“Yo dormía, pero mi corazón velaba”


“El amor fascinaba a los alquimistas (…) Sabían que el corazón es un órgano de percepción. Cuando miramos a un ser amado, vemos cosas que otra gente no es capaz de ver, y el iniciado que se ha sometido a una transformación, ha tomado a conciencia la decisión de ver el mundo de ese modo”


Y desde ese órgano de percepción, el ritmo y el compás de los latidos aceleran y desaceleran nuestros instantes. a l a r g a n d o, acortando. Días que parecen semanas y horas que parecen minutos, la eternidad del cielo y la del infierno.
Y las agujas del reloj, más que las medidas de un metro, son el marcador de velocidad de un coche.

En casos concretos y especiales sucede que, cuando dos corazones vibran en la misma y exacta frecuencia el tic-taqueador no avanza más rápido o más lento, simplemente se detiene.

Corazón, dueño y señor de la noción, en tu vibración hablas a cada momento aunque los oídos no estén atentos.



Pulsaciones marcando los tiempos, dando continuidad a la vida como motor de las constantes vitales, dirigiendo la sinfonía entre pensamientos y sensaciones acorde al momento. Buscando su música y así ofrecerla cuando un oído se recueste sobre su pecho.



Corazones escuchados, corazones abiertos.

“Las personas que mueven el mundo son aquellas que son capaces de detenerlo”

Registrado en una habitación de Irlanda.

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